Fue un verdadero honor contar con tan distinguidos oradores en nuestro Panel de la Paz "Construir la paz desde una perspectiva urbana", celebrada el 17 de octubre en el marco de la Semana de la Paz de Ginebra.
Nuestro más sincero agradecimiento al alcalde Issa Kassis, a AlHakam Shaar y a Antonio Sampaio por sus convincentes presentaciones. Fue fascinante escuchar lo que significa la paz a nivel local en tres contextos distintos: Ramala-Palestina, una ciudad bajo ocupación; Alepo-Siria, una ciudad destruida por la guerra; y ciudades que se enfrentan a una rápida urbanización y a la depredación urbana por parte de organizaciones delictivas.
La construcción de la paz en las ciudades no se hace a través de procesos de paz formales en los que la gente se sienta alrededor de una mesa y firma acuerdos de paz. En las ciudades, donde se congrega mucha gente para aprovechar las oportunidades socioeconómicas y acceder al agua, la energía, la educación, la sanidad, etc., la paz debe construirse día a día, a través de pequeños pasos que constituyen la vida de los habitantes urbanos. A nivel de ciudad, la paz es una cuestión de desarrollo urbano y gobernanza urbana.
En el contexto de la ocupación, el alcalde de Ramala habló de todos los retos a los que se enfrenta su gobierno local, como la necesidad de esperar 12 años para obtener la aprobación israelí del terreno necesario para tener un cementerio en Ramala o la dificultad para que los camiones municipales que transportan residuos sólidos puedan acceder al vertedero, aunque sólo esté a 50 km de Ramala. La paz requiere la movilidad de las personas y del comercio. A pesar del difícil contexto, el alcalde de Ramala se esfuerza por dar esperanzas a su pueblo, muy instruido, por fomentar la paz haciendo de Ramala -capital económica y administrativa de Palestina- una "ciudad modelo", con Internet gratuito en las calles e instalaciones municipales, con numerosos parques y festivales públicos, con el primer centro de innovación de Oriente Medio gestionado por un municipio. En definitiva, la gente debe vivir por Palestina, no morir por ella.
En su videomensaje, AnaClaudia Rossbach, Directora Ejecutiva de ONU-Hábitat, subrayó que el modo en que se planifican, gobiernan y gestionan las ciudades influye directamente en los niveles de violencia y seguridad. La regulación de los recursos, los espacios públicos y el compromiso general con las comunidades locales desempeñan un papel importante en la producción o prevención de la violencia. ONU Hábitat considera que la seguridad urbana forma parte del reto más amplio del desarrollo y por eso trabaja con los gobiernos locales en cuestiones de suelo, vivienda, infraestructuras y servicios básicos.
Aunque hoy no hay combates en Alepo, "sólo hay una ilusión de paz", según AlHakam. La ciudad sufrió importantes destrucciones durante la guerra, en particular su parte oriental en poder de los rebeldes. AlHakam introdujo la noción de "urbicidio" como el acto de "matar una ciudad". Como tal, no se trata sólo de matar personas, sino también de la destrucción selectiva del entorno construido, así como de la privación de servicios y asistencia a determinadas categorías de personas (en particular, las que residen en el este de Alepo). La situación sigue siendo hoy complicada en toda Siria, pero aún existen perspectivas de paz. Para ello, la gente necesita moverse libremente para volver, reconstruir sus hogares y restablecer la vida urbana. Lo que necesitamos es permitir que la gente lo haga y las organizaciones internacionales que participan en la reconstrucción de Siria deben condicionar su apoyo en este sentido. El desarrollo urbano contribuirá a fomentar la paz.
Al hablar de la urbanización de los conflictos, Antonio Sampaio se refirió a las implicaciones físicas muy concretas para los habitantes de las ciudades: crea nuevas fronteras y divisiones dentro de las ciudades, donde antes la gente se mezclaba. Además, aunque la urbanización provoca más conflictos en las ciudades, los pacificadores también deben tener en cuenta que muchas ciudades nuevas surgen en zonas afectadas por conflictos (principalmente debido al desplazamiento de personas provocado por el conflicto en la región). Además, en las ciudades con una urbanización rápida y masiva, los gobiernos locales no siempre son capaces de prestar servicios públicos en todo el territorio, dejando así algunas zonas a las prácticas depredadoras de las bandas criminales. Esto supone graves amenazas para la seguridad urbana (violencia física) pero también, a más largo plazo, las bandas criminales pueden infiltrarse en las instituciones y hacerse con el control de los servicios municipales en determinadas zonas. Aunque la respuesta se ha centrado normalmente en la policía y la represión, Antonio hizo hincapié en que estas cuestiones deben contemplarse desde el punto de vista de la gobernanza urbana, proporcionando los servicios y la infraestructura necesarios para garantizar la paz urbana.